Algunas ideas alrededor del Proyecto Proyecto


- Internet es un espacio que ha cambiado nuestra forma de pensar la realidad. Forma un cerebro inmenso en el que cada uno de nosotros aporta ideas de manera rizómica creando una riqueza inmensa de contenido, sin que ello signifique el contenido sea rico.

- Observando las analogías que puede haber entre la mente humana y el sistema global de internet, siento curiosidad por estudiar de qué manera se puede relacionar también con las enfermedades de la mente. Si una mente puede ser neurótica, internet también lo puede ser. Del mismo modo, puede tener tics generados por una excesiva actividad y estrés. Podríamos llegar a hablar de síndromes como el de Tourette, o de trastornos de la personalidad.
Me interesa investigar la parte onírica de este cerebro. Creo que la red está llena de elementos que forman esa parte “subconsciente” de internet, generados automáticamente por software programado o bots. En concreto, el programa Cleverbot es un fascinante mecanismo de análisis del subconsciente cibernético. Te ofrece respuestas automáticas a cualquier pregunta que le hagas, partiendo de una base de datos creada con las respuestas de otros usuarios. Esto quiere decir que cuando tienes una conversación con él la estás teniendo con usuarios aleatorios que han hablado antes que tú. Es una mecanización de la conversación tradicional muy interesante, parecida a la somniloquia.

- Por otro lado, la existencia de estos bots da qué pensar alrededor de la precarización del trabajo. Los bots son un indicativo de la disonancia entre nuestras necesidades y nuestras capacidades.

- Internet es parte del procomún y es una responsabilidad de todos cuidar de su salud. Es una fuente inagotable de inspiración y de enriquecimiento de la cultura, ahora puesto en crisis por las políticas de censura que se están planteando en varios países. Investigar en este terreno me parece un bonito homenaje a lo que puede que algún día sea un recuerdo de épocas gloriosas.

- Sobre la basura cibernética:

Parto de la idea de que la basura que encontramos en internet conforma nuestro subconsciente. La riqueza de esta basura es el reflejo del potencial de internet para conformar nuestra identidad. La actividad del individuo contemporáneo en la red, reflejándose de manera más o menos mediocre supone una nueva forma de invertir el tiempo. Trabajamos gratis para alimentar el monstruo porque es nuestra manera de rumiar.

Me gustaría llegar a poder representar un escenario distópico en el que los elementos “basura” de la red sean los objetos de análisis de civilizaciones del futuro. Dicho de otra manera, crear una ficción en la que podamos observar nuestra realidad con la mirada de los hombres del futuro. Me interesa aquí la obra Future Studies de Javier Fresneda presentada en generaciones en la manera de cuestionar la memoria y el concepto de ruina.

En el libro Nunca fue tan hermosa la basura de José Luis Pardo hay un análisis de lo que suponen los deshechos para nuestra sociedad, refiriéndose primero a lo material. Empieza con la tesis de que la riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción capitalista se presenta como una inmensa acumulación de basuras. Es una forma irónica de alegar que si nuestra riqueza se refleja en nuestra basura, la riqueza puede ser un término cuestionable referido a una civilización.
Para él basura es lo que tiene un destino, el ser llevado a otro lugar, una cualidad de tránsito, de estorbo. Pero en el mundo en el que vivimos no tenemos la posibilidad de ofrecerle ese destino a la basura, así que nos pone en un grave aprieto. Este alegato lo lleva más allá de la basura como tal, que para él es solo la punta del iceberg. Habla del trabajo-basura, los lugares-basura, las casas-basura y en general todo aquello que existe pero no tiene un lugar para la esencia que lo conforma, dotándole de una personalidad precaria. Para Jose Luis Pardo el no-lugar de Augé es un eufemismo para lugar-basura.
La manera natural de lidiar con esto es producir con la idea de que lo que hagamos es basura potencial, que tiene una condena a la obsolescencia, a la transfiguración. Pardo cree que esto es un nuevo paradigma en la sociedad, y que los que no creen en ello son considerados retrógradas que al no aceptarlo se convierten en los auténticos pensadores-basura. Apunta la idea de Marc Augé de que nuestra civilización será la primera en no dejar ruinas, porque todo será reciclable o transformable para un nuevo uso. Por eso el título Nunca fue más hermosa la basura. Es una manera de resignarse a la basura de nuestro mundo una vez descubierto que el mundo sin ella es una utopía.

Esta visión es muy acertada y a pesar de pesimista me deja algún resquicio para licencias poéticas. Según el autor toda nuestra realidad forma parte de ese paradigma basura o realidad líquida (Bauman tiene mucha culpa en todo este lío). Sin embargo creo que en cualquier civilización siempre queda la auténtica basura-reliquia que conformará la ruina. Es aquello que por maravillosas circunstancias casuales tienen cualidades ambiguas que los protegen de la obsolescencia. Son objetos anodinos y mancillados que forman un universo de imágenes misterioso y revelador al mismo tiempo. 

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